Hice este soneto a pedido de un profesor de literatura. El título me lo dio él y fue poco tiempo después de los supuestos atentados terroristas a las torres gemelas. No tenía idea de qué iba a escribir y esto es lo que salió:
Camina la Tarde por las calles de Kabul,
silenciosa recorre la ciudad sepultada;
desgarra en cada piedra su vestido de tul,
gris y polvoriento como la tierra quemada.
Tropieza la Tarde entre las ruinas de Kabul,
de metales retorcidos viste su mirada;
el suelo ya no es verde y el cielo no es azul,
ahora son despojos de una roja llamarada.
Hace algunas horas ella misma descendía,
allá en tierra norte, sobre otro reino abatido
y la pira de torres en sus ojos ardía.
Hoy el mundo atardece, enfermo y consumido
y ella, como la Muerte, anuncia su agonía
y casi no le quedan jirones de vestido...
febrero de 2002
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