domingo, 14 de diciembre de 2014

UN PUCHERO PARA CHIEKO



Coloquialmente, en Uruguay decimos que un puchero es el gesto que hace un niño con la boca cuando se frustra o apena por algo, doblando hacia fuera el labio de abajo y plegando el labio de arriba. Es una mueca de tristeza.
 
Chieko fue (es) mi última profesora de japonés hasta el momento. Chieko Sensei (sénsee, debe pronunciarse) regresa en pocos días a su país luego de dos años de estadía en Uruguay. Mis profesoras anteriores fueron Kakimoto y Nakamura. A Kakimoto no la conocí mucho. A Nakamura sí; hasta la vi bailando candombe.

Nakamura Sensei fue quien me persuadió de no abandonar segundo año al finalizar el primer semestre. Inicialmente yo le escribí un correo, contándole qué tan ocupada y saturada estaba e informando que lamentablemente no podría continuar con el curso. 

Cosa complicada transmitirle a un japonés lo que es "esforzarse demasiado". No lo entienden, no está en su genética el comprenderlo. Ella me contestó con una carta amable y cortés pero muy afectuosa, pidiéndome que no abandonara; ella sabía lo que era estudiar un idioma tan diferente y desconocido y al mismo tiempo ocuparse de un trabajo y también de la casa. Me hizo sentir una mezcla de vergüenza y motivación. "Ganbatte Kudasai" es una expresión que, a un mismo tiempo significa: "suerte" y "tiene que esforzarse más". 

Así lo hice, terminando segundo año en tiempo y forma. La estructura del curso en facultad de Humanidades es la siguiente: el primer año es denso; hay que aprender los dos silabarios que son lo más básico: hiragana y katakana. Luego vienen algunos kanjis y bastante gramática. Segundo año es más o menos el doble de denso que primero. Más kanjis, más gramática. Los adjetivos (que cambian en función de si se usan en presente o en pasado) son casi tan desesperantes para nosotros como nuestros verbos en español lo son para un japonés.

Y tercer año, es el doble de complicado que segundo. Muchísima gramática, decenas de kanjis, conversar fluidamente... un hermoso suplicio, en definitiva. Cursé un mes (ya con Chieko Sensei) y me apresté a escribir otra carta excusándome por no continuar el curso. Esta vez no hubo carta ni respuesta, fue una simple pregunta la que decidió mi suerte.

Yo estaba enseñándole a Chieko a tejer. Ella había visto mi regalo a Nakamura (una bufanda con prendedor) y noté que le gustaba mi trabajo. Lo pude sentir. Unos días después me pidió que le enseñara. Y así lo hice. Fue en una de esas clases cuando me preguntó algo así como: "¿Por qué estudia un idioma tan difícil como el japonés?". Allí le solté mi respuesta, muy válida y justificada con hechos. Amo esa cultura desde que soy una niña, me identifico con ella en muchos aspectos, en otros me siento complementaria. Me gusta cómo suena el idioma, cada vez que pronuncio una palabra la siento como algo dulce que se deshace en mi boca. Y muchas razones más. 

Pareció satisfecha con mi respuesta pero de todas formas, su pregunta siguió resonando en mi mente. De repente decidí que, por el momento, era suficiente japonés. Me dio mucha tristeza abandonar el curso, pero supe que no era algo definitivo. Ya había ido lo suficiente hacia fuera, ahora debía plegarme hacia dentro, retornar a las raíces, empuñar las agujas. El valor lo junté yo, fui yo la que se dio cuenta. Pero Chieko fue la que (como Nakamura en su momento) dibujó la respuesta frente a mi. Como buenas maestras, supieron en qué momento soltar su kōan.

No tuve tiempo de tejer nada para Chiekita (como a ella le gusta que la llamen). Es por eso que, suponiendo que ya habría comido suficientes asados en los dos años que estuvo en Uruguay, decidí prepararle un puchero bien criollo.

El puchero es una receta de campo. En realidad la idea es muy simple: juntar en una olla con agua toda la comida que se tenga a mano, y cocinarla. La receta que preparé viene directamente de mi línea materna. Mi abuela Lelela fue la que me enseñó. Una de mis metas más serias e importantes en la vida es llegar a cocinar el puchero perfecto, que es uno igual a los que preparaba ella, con el mismo olor y el mismo sabor. Quizás unos días antes de mi muerte logre hacerlo, quizás no. Creo que el secreto está en la cantidad de laurel y de apio, y también en el perfume que tenía su piel.

El postre que preparé es una de las especialidades de mi madre: cierta mezcla de ingredientes, dulce, empalagosa, exquisita, que ni nombre tiene. Es parecido al que algunos llaman "príncipe Humberto" pero la receta no es la misma. En mi familia le llamamos simplemente "postre con leche condensada" o "postre con crema doble" y ya todos sabemos de qué se habla.

A continuación detallo las dos recetas e ilustro con fotos.  
Buen provecho. Itadakimasu.


PUCHERO de Lelela


Ingredientes:
  • carne de vaca, con hueso, para sabor (rabo, osobuco)
  • carne de vaca, con hueso, magra (paleta, cuadril)
  • papas
  • boniatos 
  • calabacín o zapallo
  • choclos
  • cebolla colorada
  • morrones rojos
  • hojas de apio
  • puerro
  • zanahoria rallada
  • ajo
  • perejil
  • laurel
  • tomillo
  • pimentón colorado (paprika)
  • calditos concentrados de verdura y carne (receta original de Leonardo da Vinci)
  • sal

Cantidades: a ojo (lo que haya, hay que ir probando, ésa es la gracia de la receta)
Yo lo preparo en una olla a presión de diecisiete litros, pero puede prepararse en cualquiera.

 


Se coloca la olla destapada, a fuego fuerte, con más o menos las tres cuartas partes de agua. Se agregan todos los ingredientes, también los condimentos y se cuece un rato.


  

 Dicen las que saben que cuando se prepara algún brebaje es conveniente tener cerca un gato negro. En mi casa hay dos perras y con ellas es más que suficiente. Canela me hizo compañía durante todo el proceso.


 

Luego de unos 20 minutos (más o menos) se tapa la olla y se mantiene el fuego fuerte hasta que levante presión. Después el fuego se baja al mínimo.



A los veinticinco minutos más o menos se apaga el fuego, se le quita presión a la olla y se levanta la tapa. Se sacan las papas, los boniatos y los choclos.
Otra cosa que puede hacerse es cocinarlos en un recipiente aparte, así se evita el tener que abrir la olla en pleno proceso de cocción de todos los ingredientes.

Se tapa la olla nuevamente y se mantiene a fuego fuerte hasta que vuelve a levantar presión. Hasta ese momento transcurrió una hora más o menos desde que se prendió el fuego por primera vez. La preparación debe quedar cocinándose a fuego mínimo por un par de horas más. Eso permite que la carne suelte el colágeno y se ablande. Un puchero con carne dura es un puchero mal hecho.




Lo que vemos a continuación es el caldo, producto de colar el puchero. Hay que dejarlo enfriar durante varias horas para que la grasa (sobre todo de la carne) se condense en la superficie. Es absolutamente necesario retirarla con una espátula. Solo así nos aseguramos de estar comiendo algo totalmente rico y sano.





Como primer plato se suele tomar la sopa, que es el caldo servido con fideos, arroz, avena, etc. Otra opción es beber el caldo solo con un poco de queso parmesano rallado.

Como segundo plato se sirve la carne (yo suelo aderezarla con salsa de soja) con papa, boniato, calabacín y choclo. 

Los huesitos quedan para las agradecidas perras.



POSTRE de mamá

Ingredientes:

  • Dulce de leche
  • Leche condensada o Crema de leche
  • Galletitas "María" o alguna otra galletita que tenga un suave aroma a vainilla
  • Merengues firmes (duros) que puedan romperse en pedazos

Se aplastan las galletitas con un palote de amasar.
Se mezcla el dulce de leche con un poco de leche, para aguarlo un poco.
Se va alternando en una fuente: galletitas, dulce de leche, leche condensada (o crema de leche) y merengue.
Se van haciendo sucesivas capas, hasta que no quede más lugar en la fuente.







Sayōnara チエキタ 先生 !

4 comentarios:

  1. Mil gracias a ti por leerme! Y un millón más por comentar.

    ResponderEliminar
  2. ¡Qué precioso relato!
    Me gustó la idea del postre. Tal vez me anime algún día a hacerlo. En cuanto al puchero, lo veo más fácil de hacer, sólo hay que tomarse su tiempo.

    ResponderEliminar
  3. Muchas gracias y bienvenido a mi espacio, カルロス San!

    ResponderEliminar